Superman

Una nueva era para el Hombre de Acero comienza con esperanza

⭐️ Calificación Geekly: 8/10

Después de años de tropiezos y reinicios en el universo cinematográfico de DC, “Superman” (2025) llega con una misión difícil: devolverle al personaje más emblemático del cómic su grandeza en la pantalla grande. Y para nuestra sorpresa —y alegría—, lo logra. Bajo la dirección de James Gunn, esta nueva interpretación del Hombre de Acero no es solo un punto de partida para el nuevo DCU, sino también una declaración de principios sobre lo que debe representar un superhéroe en tiempos inciertos.

Desde el primer acto, la película establece un tono que se aleja del cinismo que ha dominado gran parte del cine de superhéroes reciente. Aquí, Superman no es un dios distante ni un arma viviente. Es Clark Kent, un hombre que lucha por hacer lo correcto, que cree en la bondad de las personas y que lleva el símbolo de la esperanza con sinceridad, no como un eslogan vacío. David Corenswet encarna perfectamente esa visión. Su actuación equilibra fuerza física con una vulnerabilidad emocional que hace al personaje más humano que nunca.

En el corazón de la historia está la clásica dualidad de Clark: su vida como periodista en Metrópolis y su rol como protector del planeta. A través de una narrativa que no depende exclusivamente de amenazas cósmicas o multiversos caóticos, la película se enfoca en temas profundamente humanos: identidad, pertenencia, empatía y responsabilidad. Esa decisión la vuelve refrescante y cercana, incluso en medio de espectaculares escenas de acción.

Rachel Brosnahan como Lois Lane es otro de los grandes aciertos. Inteligente, sarcástica y valiente, su personaje no es un simple interés romántico, sino una figura clave en la historia y en el crecimiento de Clark. La química entre ambos se siente natural y bien construida, sin forzar el drama ni caer en clichés. Lois es el ancla emocional y moral que ayuda a que Superman mantenga los pies en la tierra.

Visualmente, la película es impecable. Gunn y su equipo logran crear un Metrópolis vibrante, reconocible y con personalidad propia. Las escenas de vuelo, rescates y combates están ejecutadas con precisión y sin caer en el exceso digital que tanto ha saturado al género. Cada set piece tiene propósito, está bien integrada a la narrativa y se siente orgánica, no como simple relleno visual.

Narrativamente, “Superman” no intenta reinventar la rueda, pero sí hacer que vuelva a girar con sentido. El guion toma inspiración del legado clásico del personaje —desde Donner hasta los cómics modernos— y lo mezcla con un enfoque más contemporáneo. Hay momentos de humor, reflexión y hasta melancolía, pero todos están al servicio del desarrollo del personaje, no de una agenda externa.

Ahora bien, no todo es perfecto. La película sufre en su segundo acto de algunos baches de ritmo, especialmente cuando intenta introducir demasiados elementos del universo DC en un solo paquete. Aunque no llega a sentirse sobrecargada, ciertos personajes secundarios podrían haberse explorado con más profundidad o, en su defecto, reservarse para futuras entregas. También hay un par de giros que, aunque funcionales, se sienten predecibles.

Aun así, estos detalles no opacan el resultado general. “Superman” no es solo una buena película de superhéroes; es una película con alma, con mensaje y con dirección clara. 

James Gunn logra lo que parecía imposible: hacer que Superman vuelva a ser relevante, sin traicionar sus valores ni tratar de “oscurecerlo” para hacerlo interesante. En lugar de eso, abraza su esencia: la compasión, la justicia y la esperanza.

Para los fans de toda la vida, es un homenaje emotivo. Para las nuevas generaciones, una puerta de entrada ideal. Y para todos, una película que nos recuerda que ser bueno, incluso cuando el mundo no lo es, sigue siendo algo digno de admirar.

Con “Superman”, DC vuelve a creer en los héroes. Y nosotros también.

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